miércoles, 14 de julio de 2010

Maestro Kapuscinski

Cogían los peces, que saltaban sobre una mesa larga chorreando agua, les golpeaban la cabeza con una pesa, los vaciaban a la velocidad del rayo y, con un movimiento brioso del brazo, lanzaban las vísceras al golfo. A aquel sitio acudían en tropel infinidad de peces para abalanzarse sobre los desechos. De madrugada, los pescadores los cogerían en sus redes y los arrojarían sobre su resbaladiza mesa, directos al degüello.

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Viajes con Heródoto, 2004.

2 comentarios:

Humber Pullman dijo...

¿Podrían los peces acudir en flotel? No se ceben , escualos.

Huno Fiat dijo...

" Déu meu, sort que de jove havia après a pelar-me-la."
M. Bauçà. Carrer Marsala.